El 1ero de mayo del 2014 llegó un
retuit a mi cuenta con el siguiente mensaje: “Les recordamos a los
usuarios que en este momento estamos todos trabajando para @Twitter.
#Felizdíadeltrabajador globalizado” (@adriaral). Asimismo, en la entrega
de los premios Oscar 2014 sucedió un hecho que es un claro ejemplo de
lo que actualmente representa la virtualidad en nuestras vidas y en la
organización de la sociedad: el
selfie de 12 actores y actrices famosas auspiciado por
Ellen DeGeneres llegó
a tener en una hora 2 millones de re-tuits (actualmente supera los 3
millones). Así no lo hubiese deseado, en menos de un minuto, el
mencionado
selfie llegó a mi cuenta personal. Esta foto, tomada
por Bradley Cooper, no fue un hecho natural; por el contrario, respondió
a una perfecta estrategia comunicacional orquestada por Samsung, que a
decir del
Wall Street Journal costó 20 millones de dólares.
Por otra parte, en esa misma premiación, una de las películas potencialmente galardonadas,
Her, anunciaba
al mundo –entre muchas otras cosas- algo que muchos seres humanos aún
se resisten a creer: “lo virtual es real”. Estos dos ejemplos, ilustran
lo que sucede en el capitalismo del siglo XXI y las implicaciones que
tiene en la vida cotidiana. Una pregunta para el debate es si a nivel
individual más conectividad implica más soledad, o, si la conectividad
virtual permite mayor producción de bienes relacionales. Empero, en la
segunda década del siglo XXI, lo que no está en
discusión es que en lo virtual es real.
Foto 1: Selfie artificialmente construida como espontánea
Foto 2: Publicidad de Samsung (Costo: 20 millones)

Podría señalar, metafóricamente, que el capitalismo cognitivo es la cultura del
selfie. El
tuit del primero de mayo, irónicamente, nos dice: “hágalo y consúmalo usted mismo y regale su trabajo a
twitter”.
Si algo hay que reconocer al capitalismo es la creatividad que tiene
para innovar con el fin de usurpar el tiempo a la vida para la
acumulación privada.
No dejemos a un lado en este análisis de la cultura del
selfie
a la impresión 3D como otro instrumento tecnológico que entrará en
nuestras vidas y producirá un cambio radical en los procesos
autoproductivos. Podría sostener que si la estrategia de la impresión 3D
prospera, una buena parte de la disputa en los procesos de acumulación
estará en la generación de materiales bio-degradables de bajo costo.
La biopolítica del capitalismo (cultura del
selfie) no es otra
cosa más que la apropiación del consumidor de herramientas tecnológicas
que viabilizan -bajo diferentes formas- la sustracción del
plusvalor por
parte de terceros capitalistas generalmente transnacionales. Estas
nuevas formas de acumulación, en el capitalismo, vienen de la mano de
nuevas formas de seguridad. El panóptico y la vigilancia en un mundo
aterrorizado en su convivencia llegan al tal punto que; en tanto
proporcionamos información para que conozcan nuestros gustos más
secretos (que -dicho sea de paso- facilita el envío de información a las
casas comerciales para que, a través de procesos de inteligencia
artificial, se envíe publicidad hecho a la medida personal), se crean
mecanismos de espionaje atentatorios a la privacidad y libertad
individual. Me resulta irónico cuando se asocia el capitalismo y la
libertad como dos lados de una misma moneda.
Como bien señala Negri (2012), en la época de la producción
biopolítica, las herramientas capitales ya no son las máquinas
industriales, sino las herramientas lingüísticas, herramientas para
pensar y herramientas afectivas para construir relaciones (de toda
índole).
Mientras se generan o organizan las condiciones políticas para
construir una acumulación emancipadora alternativa al capitalismo
cognitivo, la praxis política desde una resistencia constructiva y
pro-activa está en una apropiación ciudadana de estas herramientas para
producir más democracia. De hecho, sostengo que la antítesis económica
al capitalismo cognitivo –en este momento transicional de la historia-
no es el socialismo ni el comunismo sino la democracia (cognitiva)
radical.
En efecto, estas tecnologías que están permitiendo entrar en un nuevo
capitalismo, el cognitivo, producen efectos no intencionados que
permiten –siguiendo a Marx- agudizar las contradicciones sociales y con
ello disputar el sentido de la construcción de otro modo de convivencia.
Aún cuando las redes sociales como
twitter,
Facebook y
otras (no sólo sociales) coadyuvan a la construcción del capitalismo
cognitivo; también éstas han dejado espacio para producir más democracia
al ampliar la esfera pública.
El
twitter y similares han puesto en jaque al propio sistema
al constituirse un espacio de movilización social, de debate, de
deliberación y de democracia participativa. No podemos entender el 15M o
la Primavera Árabe sin comprender el rol fundamental que han jugado las
redes sociales para su convocatoria y para su debate. A su vez, no me
cabe duda, que las redes sociales y dispositivos tecnológicos móviles
están produciendo una de las rupturas más importantes en términos
sistémicos a uno de los pilares del capitalismo. Me refiero a las
instituciones que han monopolizado la palabra como instrumento para
construir el sentido social de lo “bueno o malo”: los medios de
comunicación oligopólicos ligados a la oligarquía nacional o mundial.
Siendo servidor público, sostengo que las redes sociales son
herramientas más eficaces que los mecanismos tradicionales para tener
una relación directa con la ciudadanía, para escuchar sus demandas, para
comunicar políticas públicas, para rendir cuentas y para deliberar.
Quizá uno de los problemas estructurales de la democracia representativa
es que, generalmente, el ciudadano sólo participa una vez cada cuatro o
seis años para decidir sobre las autoridades que decidirán sobre una
macroestructura que afectará a su vida cotidiana. El uso diario de redes
sociales capitalistas abona a construir esfera pública, deliberación y
mayor participación democrática; es decir, ciudadanía de calidad.
Siempre existirán los críticos que afirmen que, mientras no existan
acceso a las herramientas tecnológicas, estos mecanismos serán
elitistas. Si bien tienen razón, es necesario relativizar tales
afirmaciones. La participación en asuntos públicos y políticos bajo las
formas usuales en el caso del Ecuador son mínimas, homogéneas e
(hiper)-concentradas; es decir, participan pocos, poco (8.8% de la
población, media hora semanal aproximadamente); tienen un perfil
socio-económicas específico y son (usualmente) los mismos de siempre
(Ramírez: 2012, 64).
Actualmente, 8 de cada 10 ecuatorianos usa celular y el 80,5% de los
jóvenes usa redes sociales (www.inec.gob.ec). El potencial democrático
es mucho mayor que las formas usuales de participación. Por otra parte,
podríamos decir que no son sustitutos sino complementarios perfectos. La
participación tradicional tiene que interactuar y potenciarse con la
participación virtual.
Desde esta perspectiva, hemos propuesto a la ciudadanía ecuatoriana
tener una discusión pre-legislativa sobre el Código Orgánico de Economía
Social del Conocimiento, la Creatividad y la Innovación (COESC
2+i) a través de
Wiki herramientas (
http://coesc.educacionsuperior.gob.ec).
No es menor que en menos de dos meses hemos tenido 425 mil visitas y
14.160 usuarios registrados. A través de lo que podríamos denominar
wiki-procedimientos también estamos construyendo colaborativamente la
política pública que decantará en un plan estratégico (PESC
2+i por sus siglas).
En la era de la producción de la biopolítica capitalista, al venirse
abajo la división tradicional entre sujeto y objeto por la no
divisibilidad entre mente y cuerpo, es necesario construir un sistema de
sujetos que en la propia producción y reproducción de relaciones
(lenguaje, sentimientos y conocimiento) puedan emanciparse. Es decir,
construir una biopolítica para el buen vivir (no capitalista),
radicalmente democrática y democratizadora. Si este diseño es
idóneamente construido y cuenta con miles, millones de participantes en
las comunidades -ciudadanos, veedores y obreros cognitivos- del bien
común, pueden nacer procesos de autogestión y autogobierno no solo a
escala micro sino meso y macro. Quizás en otros momentos de la historia,
hablar de autogestión y autogobierno a escala planetaria eran utopías
irrealizables. Hoy en día, existen las condiciones tecnológicas e
informáticas, el acervo sociocultural y la voluntad política de un
ciudadano 3.0 (en exponencial crecimiento) para que los sistemas
cognitivos puedan tener tales diseños institucionales, más allá de
diseños privatizadores o exclusivamente estatistas.
En este marco, invito a disputar el sentido del capitalismo cognitivo
con más democracia cognitiva 3.0, a través de mayor participación y
deliberación pública virtual. La apropiación de las tecnologías de la
información y comunicación en la sociedad del conocimiento debe ser
realizada también por el ciudadano virtual que –de facto en esta
dimensión- es ciudadano universal (¿utopía potencial realizada en
términos participativos?). Guardando las distancias amplias aún
existentes de acceso a las TICs que esperamos se vayan acortando con el
tiempo, nunca antes en la historia de la humanidad hemos estado
potencialmente a un “
click” de deliberar juntos sobre la sociedad
de los comunes, la de todos y todas, en una democracia que por el
devenir de los tiempos –no me queda duda- será trans-estatal.
Referencias bibliográficas:
- Foucault, Michel (1999): Estrategias de Poder. Volumen II,. Ediciones Paidós Iberica S.A. Barcelona. España.
- Foucault, Michel (2012): Vigilar y Castigar. Ediciones Biblioteca Nueva. España.
- Negri Antonio y Hardt Michael (2012): Questo non è un Manifesto, trad. it. Stefano Valenti, Milano, Feltrinelli.
- Ramírez G, René (2012): La vida (buena) como riqueza de los pueblos. Hacia una socioecología política del tiempo. Quito. Línea de investigación en economía y sociedad, No. 1. Editorial IAEN.
- Vranica, Suzane (2014): “Behind the preplanned Oscar Selfie: Samsung’s Ad Strategy”. The Wall Street Journal